sábado, 19 de febrero de 2011

Gato Rabisos por nuria valer 5ºA



A “Gato Rabioso” le pusieron un nombre. Le llamaron Bigotes. A bigotes no le gustaba su nombre, por eso, se enfado y se fue de casa. Como no quería que le encontraran, se fue por un bosque que él no conocía. Ese bosque estaba lleno de animales salvajes pero Bigotes no lo sabía. Por eso, siguió andando y andando hasta que se encontró con… ¡Una gatita! Bigotes no sabía cómo actuar delante de una gatita. Pensó que se había perdido. Así que no tuvo más remedio que cogerla en brazos. La gatita era muy pequeña y no paraba de llorar. Él no sabía qué hacer. Entonces buscó un árbol donde poder acostarla. El árbol era muy alto y a la vez muy grande. Tenía unas hojas enormes situadas en la copa del árbol. Al final la gatita se durmió. Bigotes se dio cuenta de que antes se enfadaba mucho más, hasta que se escapó. Bigotes echaba de menos su casa y también a su dueña. Pero si se iba, ¿qué iba a hacer con la pequeña gatita? Pero al final pensando y pensando se le ocurrió una idea buenísima. Pensó que si la gatita se quedara en su casita él y su dueña ya no se enfadarían tanto. Y eso hizo. Cuando su dueña vio a Bigotes entrando por su casa se puso furiosa y le dijo: ¡Por qué te has escapado, te vas a quedar un mes sin comer! Pero no terminó la palabra porque Bigotes le enseñó a la gatita y en la cara de su dueña salió una sonrisa. Su dueña no le castigó, pero sí se quedó con la gatita y también con bigotes. Al final todos están contentos, y Bigotes y su dueña no se volvieron a pelear. 

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